No muchos vehículos en el mercado gozan de la tradición e historia como la que ofrece el concepto Cinquecento. La firma de Turín hizo renacer el 500 en el año 2007, adaptando su diseño a los gustos actuales pero manteniendo la esencia de lo que siempre ha sido este modelo, con un marcado clasicismo que supieron combinar a la perfección con nuevas líneas que le acercaran al gusto actual, moderno y retro a la vez. Sea la versión que sea lo identificaremos rápidamente, y esa puede ser una de las razones por las que goza de tanto éxito, en línea con los resultados obtenidos por el Mini, de similar planteamiento comercial.
En esta ocasión, el nuevo Fiat 500 3+1 se desmarca ligeramente del resto de la gama para aportar una poco frecuente puerta extra lateral al estilo del BMW i3 o Mazda MX-30, que le dota de mejores características de accesibilidad y mayor personalidad. La diferencia con estos últimos radica en que en esta ocasión únicamente hay una puerta adicional en el lado contrario al conductor, solución lógica que molesta lo menos posible a éste a la hora de acceder al vehículo. Lo cierto es que la puerta extra está muy bien integrada y no se aprecia a simple vista el tirador de apertura ya que va oculto por dentro, por lo que habrá que abrir la puerta delantera primero. En el frontal, lo más llamativo son los faros de nuevo diseño partidos en dos. Las dimensiones de este 500 3+1 varían ligeramente, para alcanzar los 3,63 m de longitud y situarlo 6 cm más largo que su hermano el 500 “normal”.
Por el momento, esta versión únicamente se comercializará como eléctrico, heredando las motorizaciones del Fiat 500e que se presentó para Europa el pasado mes de marzo. De inicio (no llegará hasta el 2021), se lanzará una variante de 118 CV con la denominación la Prima con un extenso equipamiento de serie con elementos como faros full led, llantas bicolor, sistema de infoentretenimiento con pantalla de 10,25 pulgadas, asistente de mantenimiento en carril y tapicería de cuero. Esta decisión se encuentra en la línea del grupo de introducir un modelo en el mercado muy “cargado”, para posteriormente lanzar versiones más descafeinadas tanto por equipamiento (Passion e Icon) como por nivel de potencia (habrá otro de 95 CV).
La versión de 118 CV puede acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 9 segundos y la velocidad estará autolimitada a 150 km/h. Para gestionar estas prestaciones se ofrecen tres modos de conducción: Sherpa (optimiza la capacidad de la batería), Normal (sería el estándar) y Range (frenado regenerativo máximo, perfecto para uso urbano). La batería presenta una generosa capacidad de 42 kWh con la que homologa 320 km de autonomía según ciclo WLTP, lo que se traduce en más de 250 km en condiciones de utilización real y sin aportar demasiado mimo al acelerador. En la red convencional, con una potencia estándar de 3,7 kW, el tiempo de carga supera las once horas, que se verá reducido hasta las cuatro horas en caso de instalar un cargador específico de 11 kW.
Según sus características y la historia de este modelo, todo apuntaría a ser un éxito de ventas, pero en esta ocasión presenta el hándicap de su elevado precio, que rondará los 40.000 euros teniendo en cuenta lo que cuestan las versiones eléctricas del 500 y el 500C, 34.900 y 37.900 euros, respectivamente.